Con frecuencia se me pregunta en el curso de mi trabajo cómo
reconocer a un Índigo. La respuesta obvia sería verificar el color del aura.
Pero no, no todos los Índigo tienen auras azul oscuro todo el tiempo. El
término “Índigo” se refiere al estado del alma y no al color del aura, el cual
en el humano promedio cambia día a día dependiendo del humor y el interés. Loas
clarividentes que leen el alma establecen que son capaces de identificar a los
Índigo.
Sin embargo, es fácil identificar a un Índigo por su
sensibilidad, creatividad, espiritualidad y patrones generales de
comportamiento.
Cuando niños, ellos lucen como otros niños, aunque con
frecuencia son bellos físicamente con ojos penetrantes. Siempre son altamente
inteligentes y llenos de preguntas y exigencias. Ellos son energéticos y
activos y tienen voluntades fuertes y un fuerte sentido de su propio valor e
importancia. Ellos saben que son especiales y que están aquí para hacer algo
significativo.
Ellos están orientados por el lóbulo derecho del cerebro, y
generalmente son atraídos a las ocupaciones de éste tales como música, arte,
escritura y espiritualidad. Ellos adoran los cristales y el reiki y la
meditación y el yoga.
Son muy apasionados e intensamente leales a sus amigos, de
los cuales siempre tienen muchos. Ellos creen en la honestidad y la
comunicación en las relaciones. Con frecuencia son confundidos por la
deshonestidad y la manipulación y otras formas de comportamiento egoísta
considerado normal por sus mayores.
Su actitud hacia el dinero es o rechazarlo ya que es
innecesario o estar muy concientes de su poder y buscar crear, con frecuencia
exitosamente, afluencia para ellos mismos.
Una característica clave de los Índigo con frecuencia es la
ira. No seguirán órdenes por las tan llamadas “figuras de autoridad”. En un
nivel profundo, los Índigo no reconocen la “autoridad”. Ellos saben que todos
somos iguales, entonces son enfurecidos por aquellos que asumen la autoridad y
se comportan dictatorialmente, ya sean padres, maestros o jefes.
Es aquí donde son importantes como maestros – nos están
enseñando a apropiarnos de nuestro poder y a respetarnos a nosotros mismos, no
cediendo nuestro poder a aquellos que lo exigen. Nos están enseñando más allá a
valorar nuestros seres creativos y espirituales y no colocar mucho valor a los
logros materiales.
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